No quiero que te desplomes
en este ser de campos resbaladizos,
las manos giran antes del anochecer
se arrugan como nuestros cuerpos
un verso pasó a ser tan solo un grito
el peso del aire quiso llamarse poesía,
ser quizás la radiografía de un poema,
se diluyen nuestros rostros en
una taza de té, en este coro de insomnio.
No te desplomes sobre mí
diluyéndote en las arrugas de mi noche
en el peso de este aire, radiografía de tu poesía,
campo resbaladizo de tu poema
¿Qué haré con la distorsión de este sonido?
Ruviavi.
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